Durante los últimos años, Cali se ha convertido en una de las ciudades que mayor número de personas migrantes y refugiadas, mayoritariamente provenientes de Venezuela, ha acogido. Desde el año 2015, el flujo migratorio aumentó debido a la crisis económica, política y social del vecino país. El interés de establecerse de manera permanente en la ciudad y las redes de apoyo construidas en el marco de la migración, ha llevado a las instituciones públicas, privadas y organizaciones internacionales a coordinar acciones en torno a la atención de la población migrante y refugiada.

La Pastoral para los Migrantes, ha establecido espacios y metodologías para la atención integral de la población en condición de movilidad humana, buscando dignificar las condiciones de vida de las familias y las personas que por diferentes razones han tenido que iniciar una nueva vida en un país, para muchos desconocido. Estas acciones implementadas por la pastoral, tienen su base en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), en relación con los procesos de transformación social y como elemento afín a los criterios y parámetros de la Iglesia Católica, la cual guía las acciones desarrolladas por los equipos de profesionales y voluntarios vinculados, basadas en el servicio, los procesos de participación ciudadana, la construcción de una sociedad justa y la construcción de imaginarios articuladores.